Somos un grupo de padres que tenemos una aspiración simple, sencilla, y creemos que loable. Tenemos la pretensión de mejorar la educación de nuestra escuela, recuperar algunos de los valores perdidos que nos inculcaron nuestros padres. La escuela actual perdió mucho, no solamente en el contenido, en el continente, sino también en vocación en los que administran educación a nuestros hijos.
Nuestra aspiración es ayudar a recuperar valores y compromiso a los maestros, ayudándolos a recuperar a los padres para la escuela. Sabemos que no va a ser fácil pero sí posible. La escuela es el único estamento que está entre la familia y el gobierno; el único que no es personalista, es democrático y pluralista, es el único lugar de encuentro de nuestros hijos donde se forman socialmente. Por todo eso solicitamos a quien tenga esa inquietud, que se acerque mediante este medio para empezar a juntar fuerzas e ideas. Esperamos contar con su opinión, consejo, idea o todo aquello que pueda servir para continuar en esta ardua tarea de mejorar la educación de nuestros hijos.

2/7/08

¿Sabe Ud. dónde está su hijo, ahora?

¿Sabe Ud. dónde está su hijo, ahora?
Anoche estábamos reunidos algunos padres evaluando lo hecho en la semana, en pos de mejorar la educación y tratando de evitar los paros y asambleas de aca a fin de año, buscando medios para poder ayudar a los maestros a concretar sus aspiraciones de una escuela y un programa de primer mundo, como así también sus sueldos.
Sonó el teléfono de una de las madres presentes informándole que en la E.P.E.T. “Olga B. de Arko”, se habían amotinado los padres en contra de los paros de los Pomys. Los allí reunidos, aproximadamente ocho personas, decidimos ir a apoyarlos. Cuando llegamos no encontramos ningún padre. Sí había una treintena de alumnos en el hall del establecimiento; algunos tomando mate, una agraciada señorita mostrando sus curvas como en una pasarela, dos o tres parejitas haciéndose arrumacos… más parecía ser un día de picnic que un establecimiento educativo.
Nos recibió la jefa de preceptores y nos interiorizó del problema. Ese puñado de alumnos, entre los cuales se encontraban dos hijos de maestros y tres hijos de empleados Pomys, dicho esto por ellos mismos, no querían entrar a clase porque decían que estaban los baños y algunas aulas sucios. Es decir que el problema era distinto: no eran los padres, sino los alumnos los que no querían estudiar esgrimiendo sus derechos.
Después de dialogar con algunos y escuchar las razones, derechos y deberes que los asistía, resolvimos ir, acompañados por ellos, a recorrer los lugares que decían estaban tan sucios que no podían recibir clases. Los baños no estaban mucho más sucios que los de cualquier lugar público que se había limpiado una hora antes. Los pisos estaban limpios, pero llenos de papeles, todos iguales, como si se hubiese armado una escenografía de una película de segunda. Las aulas estaban desordenadas pero limpias, en varias de ellas estaban dando clases, o sea que el desorden era normal de una escuela en funcionamiento.
Visto esto, nos encontramos desorientados. Entonces decidimos hablar con el director y acá vino lo peor. Consultado si contaba con una herramienta para obligar a esos alumnos a asistir a clase, o si no querían, regresaran a sus casas, nos dijo que no; que su responsabilidad civil es cuidarlos mientras se encuentren dentro del establecimiento pero no puede obligarlos a tomar las clases si ellos no lo desean. Decidimos, entonces, labrar un acta donde constara de que el colegio estaba en las condiciones antes mencionadas y que las clases se podían dictar, pero que estos alumnos no querían tomarlas. En ese momento se presentó un preceptor diciendo que esos estudiantes se querían retirar. Bajamos, junto al director, y encontramos una turba irracional de unos 100 o 150 alumnos decididos a no escuchar ninguna razón, más que alejarse del lugar. El director habló con ellos diciéndoles de manera muy enérgica cuales serian los problemas que afrontarían si eso sucediera. Este docente parecía una estrella de cine por los flashes de los teléfonos celulares con cámaras, grabadores, etc. En medio de insultos y totalmente ninguneado, el director les explica todos los problemas. Luego, una madre pretende decirles cuales serían, en un futuro no muy lejano, las dificultades que tendrían en la vida si no se formaban. Unos muy pocos la escucharon. Subimos a terminar el acta, cuando irrumpió un alumno diciendo ser hijo de una maestra, blandiendo sus derechos y toda una perorata de reclamos para seguir en clase. Le explicamos, como padres, los problemas que deberá afrontar en un futuro si continúan perdiendo la oportunidad de formarse. Allí sucedió lo inesperado: nos comentó que una magistrada, que dicta una de las asignaturas, les aconsejaba día a día que deberían hacer paros apoyando a los maestros y a los Pomys. Agregó que una profesora de historia, según él, sin título, los aconsejaba de cómo oponerse y algunos profesores les daban clases enteras de adoctrinamiento sindical y metodología de protesta.Señores, con este panorama estamos mal y vamos peor. Nunca mejor hecha esa pregunta ¿sabe adónde esta su hijo ahora? Yo me pregunto: los padres de estos chicos, o sea, nosotros ¿a quién le reclamamos por la educación que el maestro le da? Pregunto: ¿Eso no es adoctrinamiento o esa es la educación por la cual reclaman grandes sueldos? ¿Eso no es formar un perfecto inútil y no un hombre que se pueda defender en la vida? ¿No es mala praxis? O es lo que la organización sindical pretende: seguir formando inútiles para seguir viviendo de ellos. Y la pregunta del millón ¿Cómo llegó la gobernadora al puesto que hoy ocupa? ¿Fogoneando desde el sindicato, junto a los compañeros, esta educación? Porque no olvidemos que el gabinete está compuesto por personajes de pasado docente y fundadores del actual sindicato. No les parece, señores padres ¿que es hora de preocuparnos en donde están nuestros hijos hoy?

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